Pedro Segundo Tavacca

martes, 18 de junio de 2013

“Cada acción genera sus consecuencias”


“Cada acción genera sus consecuencias”

La humanidad es una incontable familia heterogenia con relación a las cualidades de sus integrantes, en las que se aprecian los más opuestos caracteres.

A las personas dotadas de singulares cualidades intelectuales les debemos los descubrimientos científicos que luego serán aplicados en la técnica o en otras esferas, inclusive en la medicina la cual ha podido descubrir enfermedades que permanecían desconocidas e imposibles de diagnosticar. Se ha prolongado así la duración de la vida humana, sin embargo estos felices y promisorios hechos casi no despiertan el interés y el apoyo público mientras se difunden en forma desmedida los negativos y violentos.

Al respecto puede decirse que lamentablemente en ciertos lugares ocurren actos de violencia de amplia repercusión generando en sus autores un inexplicable placer, estado de indiferencia y total irresponsabilidad a pesar de haber perjudicado en muchos casos a víctimas inocentes.

Sin embargo en otros lugares privilegiados es acogedora la convivencia por haberse implementado allí un inteligente sistema educativo y un ordenamiento social afianzado por una experiencia ancestral por supuesto haciendo uso del libre albedrío que nos convierte en dueños de nuestro destino. Permanentemente el accionar humano genera sus naturales consecuencias a las cuales se puede denominar en forma indistinta. Con relación a la ley de causa y efecto que funciona en forma independiente de la voluntad humana, puede decirse que siempre genera algún hecho correctivo aleccionador para el que ha realizado daño al prójimo. Los sinsabores que sufrimos en ciertas ocasiones, sin conocer su razonabilidad se deben a hechos que cada uno de nosotros hemos promovido consciente o inconscientemente en perjuicio ajeno. Los orientales lo adjudican al accionar del que llaman “karma” mientras que los rosacruces cristianos coinciden en adjudicarlo a lo que denominan ley de causa y efecto o de consecuencia. Debemos tener muy presente que en la vida de relación nos resulta lícito hacer valer nuestros derechos pero sin dañar al prójimo aprendiendo también a respetar las leyes y disposiciones que la sociedad organizada ha fijado para el mantenimiento del orden público. No existe la violencia justiciera porque las consecuencias que genera nuestro accionar o pasividad tienen su natural repercusión debido a las reglas universales que regulan nuestra conducta, desde que el hombre existe, el cual debe manejarse siempre con humildad, mesura, orden y afecto. Las excepciones no existen.

Pedro S. Tavacca




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