Pedro Segundo Tavacca

sábado, 30 de abril de 2011

Hacia una nueva humanidad

Hacia una nueva humanidad

  • La conocida imagen de un buitre observando amenazadoramente a un niño originó la fotografía tomada en Africa por el periodista gráfico Kevin Carter, que obtuvo el premio Pullitzer 1994 y que podría considerársela como el logotipo representativo de nuestra actual civilización en la cual los niños y los indefensos son las primeras víctimas de los que ejercen el poder. Hagamos un simple recorrido y comencemos diciendo que vemos con perplejidad que algunos países vecinos como Chile, Venezuela y Brasil están adquiriendo armas y reforzando sus fuerzas de mar, tierra y aire y que este último supuestamente proyecta la fabricación de una bomba no convencional, todo en un continente caracterizado por un harto deficiente nivel educativo. Los sabios egipcios y griegos que tenían conocimientos muy profundos fijaron el devenir de la humanidad en eras que se han ido sucediendo una tras otra a través de milenios. Está comenzando a asomarse ahora la que se caracterizará por la conquista del espacio por parte del hombre, el auge de las comunicaciones inalámbricas y lo que más nos interesa en estos momentos, por el despertar del altruismo entre los seres humanos. A no dudarlo, la desarmonía que reina a nivel general se origina en el desequilibrio personal de cada uno de los individuos que integramos el conjunto, sin excepción alguna, en mayor o menor medida. Para ir solucionando esto progresivamente sus integrantes deberíamos ir preparándonos desde la más temprana edad recibiendo una adecuada educación, que consiste en el proceso mediante el cual una persona despierta su capacidad intelectual para llegar a pensar adecuadamente o sea a discernir correctamente sobre cosas, hechos o ideas. Deberá favorecerse también, en el niño, el despertar de la sensibilidad para poder entrar en contacto emocional con todo lo que le rodea, lo cual le permitirá, en el futuro, ser amable, comprensivo y afectuoso. Actualmente es ideal para nuestro país y toda Sudamérica la creación de más y más escuelas primarias que pueden llegar a ser células generadoras de valiosa educación en especial en una edad que es crucial en la vida humana. Los seres más preclaros que pisaron la Tierra y ejercieron una notoria y positiva influencia sembraron la semilla del equilibrio, la concordia y el afecto. Es el único camino para que nuestra civilización pueda estar representada por un logotipo con la presencia de una paloma blanca desplegando sus alas sobre una multitud de niños alborozados provenientes de todas las razas y naciones entonando canciones impregnadas de felicidad y alegría, como sólo las saben entonar esos pequeños seres merecedores de nuestro mayor afecto.

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