Pedro Segundo Tavacca

miércoles, 27 de abril de 2011

EL AUTOCONOCIMIENTO ( IV ) - en you tube -


EL AUTOCONOCIMIENTO ( IV )

en you tube, aqui

“Quienes anhelan conocer verdades espirituales han
de buscar la luz en su interior, pues no la obtendrán
por ceremonias externas. Únicamente cuando en sí
mismos hayan encontrado a Cristo serán
cristianos.”.
(Carta de los Maestros Rosacruces Nº V “Los Adeptos”)

Se han escogido para comentar las siete Cartas Rosacruces publicadas oportunamente en “Ray from de Rose Cross” (Rayos de la Rosacruz), según la traducción castellana adoptada por Editorial Kier S.A. Los Hermanos Mayores reiteradamente insisten en la tarea que debemos efectuar, dentro de nosotros mismos pero como ellos integran una Fraternidad diseminada en distintas partes del mundo, para ayudar a la Humanidad, las sugerencias que formulan en el fondo son las mismas a través de los tiempos y provenientes de distintas Escuelas de Misterios. Trataremos de comentar algunas valiosas Reglas que Adeptos hicieran públicas oportunamente, sin conocerse sus autores, dejando aclarado que las interpretaciones pueden variar de acuerdo a los criterios individuales y por supuesto no por ello han de ser contradictorias. Algunas Reglas son las siguientes:

Antes que los ojos puedan ver deben ser incapaces de llorar

A menudo se dice que los ojos son la ventana del alma y podríamos agregar que ser incapaz de llorar significaría haber superado la común y natural reacción de verter lágrimas ante simples motivaciones que afectan nuestra naturaleza humana haciéndonos perder el equilibrio. Esto no significa dureza de corazón o indiferencia, que son propias de la persona necia o egoísta. Tampoco es el fin de la vejez porque las cuerdas que nos hacen vibrar se han gastado. Ninguna de estas condiciones es propia de un serio aspirante espiritual ni tampoco de una persona que aspira a conservar un saludable equilibrio. Ante el dolor que tan a menudo nos saca de quicio, a los fines de que el mismo nos encamine hacia el autoconocimiento, es aconsejable no caer en una injustificada desesperación porque con harta frecuencia el problema que debemos afrontar es de menor trascendencia de lo que suponíamos o imaginábamos y no es razonable que nos afecte en tanta demasía. Suele decirse que “nadie sabe lo que es malo y lo que es bueno” porque nuestra escala de valores está hecha en base a parámetros muy relativos y a menudo inconsistentes. Una enfermedad puede significar el comienzo de una nueva vida porque nos ha hecho variar nuestra forma de pensar o de sentir. Lo prudente es observar y entrar en contacto con el hecho que nos perturba intentando encontrarle las relaciones que puede tener con nuestra conducta o con hechos en los cuales hemos intervenido. Todo tiene su razón de ser y lo trascendente, en lugar de buscar responsables externos, es apreciar el grado de responsabilidad que nos cabe en cualquiera de los hechos en que intervenimos.

Antes que el oído pueda oír debe haber perdido la sensibilidad

Así como dijimos que los ojos son las ventanas del alma, podríamos decir que los oídos son sus puertas porque por allí penetra todo lo que ocurre en el mundo exterior. Indudablemente a menudo lo que llega nos hace reaccionar a cada uno de distinta manera. Cuando alguien nos halaga la reacción puede ser de aceptación animosa y amigable pero cuando nos señala algún defecto personal o alguna culpa eso nos crispa y nos molesta en demasía. El comportamiento de las personas que nos rodean es indudablemente el espejo en el cual vemos reflejado nuestro carácter. Si somos modestos y reflexivos lo prudente es escuchar en
silencio lo alabatorio o condenatorio, sin reaccionar para responder en su debido momento con el mayor equilibrio posible, lo cual dará lugar a que nos conozcamos más profundamente. Eso nos permitirá limar nuestro egocentrismo, que es la ancestral enfermedad que padecemos todos los seres humanos en mayor o menor medida y sobre todas las cosas puede hacernos posible iniciar una nueva vida porque al que comienza a ser dueño de sí mismo no le perturban los halagos ni críticas. Recién entonces comienza a manejar su destino. Este es el mensaje que nos brindan los Maestros Rosacruces a través de las cartas que estamos intentando comentar. (Continuaremos con el tema dentro de tres semanas).

Pedro Segundo Tavacca


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